La Galería Art Nueve inauguro el
pasado 30 de octubre la primera exposición individual en la galería del artista
Rafael Fuster (Murcia, 1978).
La muestra, titulada Vie Coite-Vida en
Suspenso, recoge una treintena de piezas.
Según Miguel Ángel Hernández, la
obra pictórica de Rafael Fuster presenta un juego ilusionista que se inserta en
los desarrollos del arte contemporáneo como una vuelta de tuerca a la tradición
moderna. Esto lo podemos ver especialmente
en sus pinturas que, desde un
principio, ponen en jaque la dualidad realismo-abstracción. Una pintura cuyo origen está́ en la referencia de una
obra apegada a la realidad, como la de Sánchez Cotán – la ventana con bodegón, que aparece
sin el bodegón, simplemente como ventana –, acaba convirtiéndose una pintura abstracta.
Uno de los rasgos que más llaman la
atención de la obra escultórica del joven artista Rafael Fuster es el trabajo con
procedimientos perceptivos, especialmente con la tensión entre lo que pensamos que son las cosas y la
experiencia de lo que realmente son, mediante el uso de la mímesis y el
trampantojo. La dureza y solidez del metal es presentada a través de la ductilidad y fragilidad del papel. Los objetos y materiales que Fuster
transforma pertenecen todos al ámbito del residuo. Son desechos que el artista
presenta transformados en desechos de otro tipo. Es como si el residuo fuera
transformado en otro resto aún más débil. En última instancia, se podría decir
que las obras se refieren al desperdicio, una especie de vanitas de la sociedad
de consumo. Pero como si fuera una vuelta de tuerca al nuevo realismo de
artistas como Arman o Christo, Fuster transforma ese residuo, lo postproduce y modifica para convertirlo en otro residuo. Es una especie de procedimiento
tautológico. Trabajar con objetos encontrados para convertirlos en objetos encontrados.